miércoles, 18 de enero de 2012

¡Fuera miedos; somos capaces!

Y después de conocer distintas obras y etapas de la literatura; después de disfrutar con historias , cuentos y poesías escritos por otras personas, …creo que llega el momento de ser también protagonistas y lanzarnos a escribir, a crear.

Fuera miedos, somos capaces de escribir; somos capaces de expresarnos a través de la palabra. Mejor, peor; da igual iremos aprendiendo. ¡Y qué satisfacción produce el ver plasmado en un papel lo que queremos contar! Puede ser una carta, una historia, un informe, una poesía y hasta un problema, del que nos liberamos un poco al dejarlo escrito en un papel.

Es algo maravilloso a nuestro alcance, al de todos y tenemos que aprovecharlo y disfrutarlo. Y así debemos hacérselo ver al niño.  Hacer que el niño, a través de actividades y juegos sea capaz de ir descubriendo  y creando él mismo, cuentos, poesías, teatro, etc., me parece la mejor forma posible de acercarle y atraerle hacia la literatura.

Le podemos trasladar nuestra ilusión y juntos construiremos un espacio donde el niño vea que es capaz de crear, de escribir divirtiéndose; un espacio donde pueda dar rienda suelta a su imaginación y descubra su capacidad para expresarse y plasmar sus sentimientos.

Por qué no hacer que “invente” una historia, con una trama, un desenlace, con unos personajes, en un espacio, en un tiempo,…y luego hacerle ver que ha “creado” un cuento.






Y no es mejor que empezar por leerle poesías que normalmente no entiende su significado, ni identifica los sentimientos, hacerle partir de una experiencia vivida por él, de sus propios sentimientos, de lo que veía, de lo que escuchaba u olía para ayudarle a plasmarlo en un papel y entonces que comprenda qué es poesía. Ahora quizá sí pueda empezar a descifrar los sentimientos que encierran las poesías escritas por los demás.

Y lo mismo con el teatro o con la novela, o con la creación de un texto informativo; partamos de la propia experiencia del niño y desarrollemos en él la capacidad de expresarse de manera natural para que vea la literatura como algo mucho más próximo y apetecible.

 ¡ Y todos podemos, y él puede! Y lo que escribe cada uno es tan válido como lo del otro. Y nada está mejor o peor. Y todo vale porque todo es distinto y sobre todo, porque es parte de cada uno de nosotros;  de nuestros sentimientos hechos palabra.


Por tanto, la creación literaria puede ser una maravilla y algo sumamente divertido o convertirse en frustración. "Rodari y la creación" me ha aportado ideas, ganas de llevar al aula todas estas técnicas tan divertidas, sugerentes y que despiertan tanto la creatividad de las personas. 


Como todavía no tengo el lujo de poder entrar en un aula con veinte pares de ojos atentos y con ganas de aprender, y siento verdadera impaciencia por llevar tanta teoría fabulosa a la práctica, decidí experimentar con un niño de trece años al que doy clases particulares, con algunas de las técnicas que propone Rodari, ¿el resultado? ¡Fantástico!, el niño disfrutó, no paro de reír, de alucinar con esos principios "absurdos" y con las geniales obras que había sido capaz de crear, ¡tan originales que ni él mismo podía creerlo! y lo mejor de todo, aprendió a crear, aprendió a expresar justo lo que él quería. Entonces, ¿por qué hacer aburrido  algo que no tiene por qué serlo?
¡Todos a innovar!

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