jueves, 29 de diciembre de 2011

DOCUMENTO ADJUNTO

Fichas para la realización de adivinanzas: 


Pinchar en Adivinanzas 1:


http://www.animalec.com/
Actividades para trabajar la lectura:

Antes de ponerme a desarrollar las actividades lo primero necesario será realizar una buena selección, acorde con los gustos y momento evolutivo del grupo de niños al que pretendo que vaya destinado, el plan de lectura.

Lo primero que tengo que señalar es que no voy a trabajar con un solo libro. En una página muy interesante de internet (dejo el enlace aquí por si interesa a alguien: http://www.terueltirwal.es/redred/lecturas.html ) he encontrado numerosas adaptaciones de cuentos divertidas y breves, muy útiles para trabajar la lectura dentro del aula.

Tras leer cada uno de los libros que he decidido seleccionar considero que los niños de cuarto de primaria son quienes más podrán disfrutar de estas lecturas y de las actividades que realizaremos. Mi selección es la siguiente:

  •  Sastrecillo Valiente (Jugamos con adivinanzas)

  • Nanita, la oruga que no quería dormir (Adaptación obra de teatro)



Actividades previas a la lectura. El Sastrecillo Valiente:

Antes de entregar al niño un libro o abrirle una página web para que se ponga a leer, necesitamos una gran motivación. Que le entren unas ganas tremendas de ir corriendo a leer ese libro. Ese es mi primer objetivo.

Una buena forma de crear intriga es mediante un juego de adivinanzas. Para sorprender más al niño, las adivinanzas no solo las tendrán que resolver, sino que por grupos deberán crear adivinanzas con pistas que el profesor va a ir dando. Al final de la clase el profesor contará una adivinanza que sólo podrán resolver tras la lectura del libro que se les propone.

Obviamente hacer una adivinanza no resulta fácil y deberán ensayar previamente. Dedicaremos una clase al ensayo de creación de adivinanzas. Para ello, les entregaremos el documento (adjuntado al final de la entrada) que tendrán que resolver en una hora, por grupos de tres o cuatro.



La siguiente clase la dedicaremos a la creación de adivinanzas aplicando lo aprendido en la clase anterior y teniendo en cuenta las pistas que el profesor va dando al grupo. Cuando hayan creado las adivinanzas cada grupo en voz alta debe leerla y el resto resolverla. De esta forma irán adquiriendo un montón de datos clave, sobre el pequeño fragmento que van a leer. Su interés irá aumentando a medida que conozcan esas pistas. Para despertar del todo la motivación por leer el fragmento el profesor leerá una adivinanza que no podrán resolver hasta el final de la lectura.

Actividades durante la lectura. El Sastrecillo Valiente:

Llega el momento de leer el cuento: El Sastrecillo Valiente. Lo más adecuado será que cada uno lea de forma individual el cuento. El tiempo lo marcará el grupo, nunca excediendo el tiempo de la clase ya que es  un cuento corto, pero tampoco debemos agobiar a los niños, por lo que el profesor debe observar y esperar a aquellos que lean más lentos.

Actividades tras la lectura. El Sastrecillo Valiente:

Cuando hayan terminado, el primer punto a resolver es la adivinanza, ya que todos los que hayan conseguido averiguarlo, estarán ansiosos de “proclamarla”.  Una vez resuelta nos centraremos en qué han entendido. El profesor no podrá decir si está bien o mal, se dejará a los alumnos que debatan y que intercambien opiniones. En definitiva que disfruten sin presiones de la lectura y que profundicen más en esta, a través del intercambio de opiniones.



Actividades previas a la lectura. Nanita, la oruga que no quería dormir:

Nueva clase, nuevo cuento. Quizá parezca mucho pero si lo enfocamos bien en realidad será una forma de trabajar la lectura, de manera muy diferente, por lo que los niños estarán muy motivados y dispuestos a aprender.
Esta actividad de cara a los niños, no se presentará como algo relacionado con la lectura, sino con el teatro. La actividad que planteo consiste en la adaptación de un cuento a teatro.




En primer lugar visualizaremos unos videos de “youtube” en los que aparecen niños haciendo obras de teatro buenas. De esta forma nuestros alumnos tomarán de ejemplo a esos niños queriendo hacerlo incluso mejor.

Actividades durante la lectura y tras la lectura. Segundo cuento:

Una vez visualizados los videos, se les entregará una hoja con el cuento “Nanita, la oruga que no quería dormir” en prosa y otra hoja con un ejemplo de un trozo de una obra de teatro infantil para que lo tomen como referencia. El ejercicio consiste en construir entre todos una obra de teatro que representarán cinco niños de la clase. El resto desempeñará diferentes roles que en el teatro son fundamentales y que en ocasiones olvidamos. Es fundamental que elijan democráticamente que papel desempeñará cada uno:


  • Cinco niños actores
  •  Cinco/ Seis niños maquilladores y estilistas (crearán disfraces para sus compañeros
  • Cinco/ Seis niños (iluminarán y realizarán los decorados de la obra)



Eso sí, la confección del guión se realizará entre todos. El gran esfuerzo que tendrán que realizar los alumnos, se verá recompensado por la muestra del resultado a padres y otras clases del colegio.  El resultado debe ser similar a lo siguiente:


Se dedicarán todas las tardes del miércoles, jueves, viernes y lunes a la obra de teatro. La representación se realizará el martes. Los actores ensayarán y estudiarán los guiones. Los estilistas y maquilladores confeccionarán caretas, sombreros e irán diseñando cómo maquillarán a sus compañeros el martes. Por último, el resto de los niños creará murales y demás elementos para adornar el escenario.  La tarde del viernes y el lunes habrá ensayos generales en la que todos deben tener preparada la función que les corresponde.




Sin apenas darse cuenta habrán tenido que leer la obra, rediseñarla, mantener las partes fundamentales para que no varíe el contenido y lo han hecho de una forma divertida y muy entretenida. 
¡Vaya camino más largo! 

Sí, ¡qué camino más largo! La literatura Española es rica en historia. Su evolución resulta espectacular, dando tumbos de un lado a otro, llena de contrastes y cambios que nos han dejado un legado absolutamente grandioso. Libros y más libros, teatro, mucho teatro y poesía, cuánta poesía y lo mejor de todo de una calidad sorprendente.




Este tema ha sido muy costoso de elaborar precisamente por la cantidad de obras literarias que podemos encontrar a lo largo de nuestra historia. El tener que sintetizar tanta riqueza y calidad literaria, tantas características, tantos autores destacables no ha resultado tarea fácil.




Sé que es fundamental que como futuros maestros tengamos una concepción general de la literatura de nuestro país. Es básico que entremos en el aula con las ideas claras, con los rasgos generales de cada época bien aprendidos, ya que esa claridad se trasmite a los niños al igual que ocurre con las dudas. Si dudamos lo niños no entenderán bien lo que les estemos explicando, por tanto este tema es básico, en especial para adquirir una visión general de toda nuestra literatura, que en ocasiones hemos aprendido casi de forma sistemática y bajo presión, para aprobar la temida selectividad.


APRENDER A SELECCIONAR

Al comenzar este tema lo primero que me vino a la cabeza es: Cómo voy a poder desempeñar una tarea tan fundamental como es una buena selección de libros.




Me resultaba no sólo difícil, sino casi imposible, ya que podemos encontrar montañas de literatura hoy en día. Este tema por tanto para mi es básico y absolutamente necesario porque necesito aprender a ser una buena “seleccionadora” de libros. Todos sabemos que es una tarea fundamental y que en la mayoría de las ocasiones una buena selección marca la diferencia entre aprender o no entender nada y entre disfrutar o pasarlo mal.

Tras investigar, buscar información, resolver las miles de preguntas y dudas que surgían en mí, creo ser algo más competente en cuanto a selección se refiere. Por lo menos, tengo unas pautas a las que agarrarme y poderme sentir algo más segura a la hora de escoger un libro.



Evidentemente, nunca podré saber si lo hago bien, si acierto con mi elección, hasta el momento en el que lo ponga en práctica con un grupo de niños, dentro del aula. Pero, tengo que afirmar, que este tema quizá de todos los que hemos trabajado hasta el momento, me ha resultado de mayor utilidad e interés. 
UNA NUEVA EDUCACIÓN ES POSIBLE

Necesitamos en las aulas buenos maestros. Maestros que no tengan miedo a investigar, a experimentar, a divertirse con los niños, a saber introducir el juego en las clases.



La mayoría de nosotros hemos recibido una educación tradicional, donde el juego apenas se dejaba para días especiales como Navidades, vísperas de vacaciones de verano o Carnaval. La teoría era lo más importante, el silencio y la escucha activa lo más valorado por los profesores y sin embargo, el fracaso escolar ha invadido nuestro país con más fuerza que nunca. ¿Algo falla verdad? Pues, arriesguemos, busquemos la novedad, averigüemos que les gusta a los niños, ofrezcámosles una educación interesante, amena, que resuelva sus dudas e inquietudes.


Uno de los grandes problemas que hemos encontrado en los últimos años, ha sido la falta de motivación que muestran los niños y adolescentes, en especial hacia el área de Lengua Castellana y Literatura y Matemáticas. Si hay tanto fracaso y tanta falta de interés ¿no nos tendríamos que plantear que el problema no es suyo, sino de profesores o métodos de enseñanza?

Cuántas veces hemos escuchado: “a mi hijo no le gusta leer” “no paran de ver la televisión y los libros de adorno”.



Estas frases inundan las casas de familias españolas. Sí, admitámoslo, a la mayoría de los niños no les gusta leer y no es su culpa. Desde pequeños han sido obligados a leer libros que ni siquiera han escogido ellos, libros que no entendían, libros que tenían que leer en un periodo de tiempo determinado y tras esa lectura casi angustiosa, les esperaba un difícil examen, esa era la única recompensa que obtenían tras leer el libro. ¿Os gustaría leer un libro bajo esas condiciones? 
A mí personalmente me horrorizaría. Creo que la lectura de esta forma pierde toda su magia y poco a poco hace que el niño no soporte los libros y opte por otras herramientas de ocio, en sus ratos libres.


Por tanto, descubrir nuevos métodos que animen a los más pequeños a leer, a soñar, a imaginar y a descubrir nuevos mundos, me parece algo precioso y que sin duda aplicaré el mismo día que pise un aula.

Yo odiaba la lectura y al salir del colegio, descubrí un verano, lo bonito y divertido que era abrir un libro y aprender, descubrir lugares, historias interesantes y sobre todo imaginar, e imaginar lo que a mí más me gustaba, sin que nadie pudiese interferir en esos pensamientos. 

miércoles, 28 de diciembre de 2011

¡Una buena lectura es posible!


Descubrir y trazar tu propio camino en esta vida es algo fundamental y que realiza a las personas. Uno no aprende sin tropezar, sin experimentar y sin buscar.
Esta frase tan real no sólo se podría aplicar a la forma de vivir, sino al trabajo que hemos y estamos realizando en nuestro blog de didáctica de literatura. Probablemente os preguntaréis por qué, la respuesta es sencilla: Hasta el momento hemos sido personas guiadas, llevadas por un camino trazado por otra persona, como niños de la mano de sus madres y siento que, es ahora, cuando por fin nuestra “madre” ha soltado nuestra mano para dejarnos descubrir, experimentar, trazar nuestro propio camino e incluso, equivocarnos y tropezar. 

La primera parada obligada de mi largo camino a recorrer es: los lectores.
De nada serviría crear maravillosa literatura si no hubiese nadie interesado en recibirla. No paramos de escuchar que la literatura cada vez interesa menos a la sociedad y en especial a los niños, que se entretienen con la televisión, las consolas y ordenadores. Es evidente que no podemos robarles todas estas formas de entretenimiento tan divertidas y entretenidas para obligarles a leer o simplemente escuchar cuentos, pero tampoco podemos descartar esta forma tan buena de aprender, de jugar, de imaginar y de entretenerse.
Y, ¿cómo podemos hacer que una persona disfrute con la lectura?

Si esto fuese algo sencillo obviamente no estaríamos hablando de esos desastrosos datos de falta de motivación por leer, del cambio del libro por la consola, de niños que no se despegan de la televisión y que parecen tener alergia a los libros.


Actualmente encontramos multitud de herramientas de ocio y la gente no es “tonta”, no renuncia a estas, el problema está en desechar aquellas herramientas que antes casi eran “únicas” como la literatura. Hay una clara falta de motivación por la lectura y esto no es culpa de las nuevas generaciones sino de la forma de enfocarlo que los “mayores” tenemos. No podemos imponer, obligar, atosigar a los niños. De nada sirve que les regalemos toda la saga de éxito del momento si no hay una buena animación a la lectura. Esta animación debe venir tanto por parte de la familia como por parte de la escuela.


Los niños no son tan inocentes como a veces pensamos y casi siempre buscan el ejemplo de sus mayores. Si ven a sus hermanos mayores leer, a sus padres, a sus abuelos, a sus tíos, si les ven disfrutar, seguramente sientan esa curiosidad por descubrir eso que a todos les hace disfrutar tanto y participar en esa dinámica. 

A partir de esta breve reflexión se me plantea una duda: ¿Cómo puedo animar yo en el futuro cuando sea maestra?

Tras leer varias veces los “power point” colgados en “Luvit” creo tener dos claves fundamentales:

Animar a leer a través del juego. El juego es algo que gusta al niño por naturaleza, pero ojo, muchas veces los adultos llamamos juegos a actividades aburridas enmascaradas bajo el nombre de “juego”, simplemente por el formato que tienen, o por estar dentro de una “carpeta” denominada “juegos para primaria”.
Nunca debemos caer en este error de mala selección de un juego, ya que dejaría de tener todo el valor positivo, motivador y apetecible. Nuevamente quiero recalcar el valor de la buena selección para cualquier actividad que vayamos a trabajar con los niños.


Otro punto clave que sirve tanto para la lectura, como para otras muchas actividades que realizamos en la escuela, se refiere a la relación de esfuerzo y satisfacción. Es decir, las personas somos algo perezosas por naturaleza, a nadie le gusta trabajar en vano, siempre buscamos un objetivo que nos satisfaga. A los niños les ocurre lo mismo.
Cualquier actividad que implique un alto grado de esfuerzo debe tener forzosamente una buena recompensa y esto muchas veces es tarea del maestro. Debemos aprender a motivar y a ofrecer a los niños grandes recompensas que les genere una gran satisfacción.
Actualmente son muy pocos los maestros que ofrecen grandes recompensas a los alumnos. Por el contrario esperan ansiosos la fecha límite para que puedan finalizar el libro, con difíciles exámenes, repletos de preguntas puntillosas.
¿Cómo creéis que van a asumir la lectura de libros, los niños que ni siquiera han sido libres de escoger según sus intereses y gustos y cuya recompensa es un examen que suspenderán si no se “estudian cada página” del libro?
Pues sí, obviamente con desgana, con miedo, con disgusto y con auténtico odio a leer.

Sin embargo, criticar el modelo actual no solucionará el problema. Debemos proponer formas de trabajo novedosas y eficaces que probablemente generará resultados satisfactorios, y lo más importante, lectores entusiasmados que no perderán la motivación con el paso del tiempo, sino por el contrario, la irán aumentando a lo largo de su vida.

Como hemos mencionado el juego es una de las claves para introducir al niño en el mundo de la lectura. Algo muy interesante que tiene que ver con el juego en grupo es la organización de talleres. En los talleres se comparten ideas, experiencias, estimulando y enriqueciendo lo leído. Comprendiendo cosas que no se habían entendido de forma individual, pudiendo participar en conversaciones sobre el libro, sintiéndose integrado y pudiendo intercambiar experiencias.

Por tanto, como conclusión de mi reflexión personal decir que, sólo encuentro un camino apropiado para llegar al niño, para poder motivarles, y este camino está construido por la escuela pero siempre de la mano de la familia.
Es fundamental que la escuela facilite a los alumnos el acceso a la literatura, con la creación de bibliotecas de aula construidas por los propios alumnos, talleres de lectura, juegos y otras actividades que favorezcan su interés. Pero desde casa, será fundamental que las familias dediquen ratitos a leer a los más pequeños cuentos, fábulas, literatura popular o lo que más les guste a los niños. Será fundamental que se estimule al niño para que sea capaz de escoger, que decida qué le gusta y que vaya creando sus criterios de selección desde pequeño. Además, insistir, en que no haya esa obsesión temprana de que el niño lea solo. Será mejor que se respete su momento evolutivo ya que en algún momento el niño decidirá coger un libro y leer. Y mientras tanto que disfrute escuchando, ya que dejar de contar cuentos a los más pequeños y obligarles a que lean demasiado temprano puede originar un desinterés y falta de motivación.


Esto último está estrechamente relacionado con las actividades previas a la lectura. Y me pregunto: ¿Cómo han de ser las actividades que realicemos antes de la lectura?

Las actividades previas a la lectura están especialmente diseñadas para motivar y despertar el interés del niño por esa lectura. Además será bueno que se haga una selección de todos aquellos términos y conceptos que puedan resultar más complicados.
Son actividades fundamentales ya que sin esa animación previa será difícil que el niño se siente delate del libro con una buena actitud y eso es fundamental.

Debemos tener en cuenta que a la hora de leer ponemos en juego todos los conocimientos y experiencias previas, nunca empezamos de cero y a esta información le vamos añadiendo experiencias nuevas adquiridas con la lectura de nuevos libros. Por tanto, la lectura es una forma de aprendizaje activo que bien enfocado puede resultar muy placentero y divertido.
La interpretación que cada persona hace del libro tiene directa relación con los conocimientos previos y experiencias vividas, por lo que nunca debemos corregir una interpretación personal, ya que la que nosotros tenemos desde el punto de vista adulto, no tendrá nada que ver con la del niño o la de otros adultos.

Otros componentes que entran en juego en las actividades de pre-lectura son elementos a nivel estético: portada, contraportada, título, ilustraciones, etc.
Cuando cogemos un libro y lo ojeamos, en ocasiones lo descartamos o lo seleccionamos. Nos encanta o no nos gusta nada. Siempre juzgamos el exterior de los libros y los niños también deben aprender a realizar este proceso de selección. Debemos animarles a dar su opinión sobre el libro y que expliquen qué les sugiere el título, las ilustraciones y demás elementos.



Es muy importante que el maestro o la familia presenten el libro de una forma atractiva, despertando el interés, provocándoles una gran curiosidad por saber más. Y en definitiva despertando las ganas de leer el libro.

Una vez que hemos realizado todas estas actividades previas a la lectura, debemos centrarnos en las actividades que haremos durante la lectura para que no se pierda en ningún momento el interés y motivación.

Como hemos señalado anteriormente, las actividades que se deben hacer durante la lectura deben estar estrechamente relacionadas con el juego y la realización de talleres de lectura en grupo. Debemos fomentar el debate, el intercambio de experiencias, y permitir a los niños que expresen qué están comprendiendo, qué están imaginando, ya sea a través del diálogo o de la ilustración.


Por último, considero igual de importante hacer alusión a las actividades realizadas tras la lectura de un libro.
Cuando pensamos en qué actividades hemos realizado después de realizar las lecturas obligatorias, tanto en educación primaria como en secundaria, sólo conseguimos recordar: EXAMEN. Además un examen complejo que estaba desbordado de preguntas sobre detalles que calificaba más la memoria que el haber “entendido” el libro. Qué grave error y cuánto daño ha hecho este método…

Es importante detectar los errores del pasado y buscar nuevos métodos, estrategias y actividades. Creo que lo fundamental será eliminar ese examen por actividades que completen el proceso de comprensión lectora. Que enriquezcan lo que han comprendido y que den un enfoque más profundo a través de resúmenes, conclusiones, análisis grupales, debates y preguntas generales sobre valores que aparecen en el libro.


Ya hemos aprendido la teoría, ya sabemos cómo debemos hacer una buena animación a la lectura. Ahora solo falta que lo llevemos a la práctica, que nos mostremos entusiasmados con la literatura ante nuestros alumnos y que sirvamos de ejemplo. Es decir, ha llegado el momento de apasionarnos con la lectura para poder apasionar a nuestros alumnos.

Fuentes consultadas:

Documentos luvit y  webs aportadas en clase de literatura:


Documento Luvit: “actividades lectura “

Ejemplos de buenas actividades de animación a la lectura: documento “fichero de actividades de animación a la lectura” Luvit.













Y, ¿Para qué nos sirve?

Aprender sobre este tipo de literatura, que tanto gusta a niños y mayores, siempre es algo fascinante y que resulta fundamental para nuestra futura labor como maestros.

La lectura ha sido durante años arrinconada, frente a la teoría de la literatura y la lengua. Evidentemente ahora pagamos este gravísimo error y debemos de corregirlo de inmediato, para que generaciones futuras, retomen el gusto por la lectura y disfruten con la magia de los libros, el teatro y la poesía. No  podemos perder algo tan rico y fundamental. Algo que nos aporta tanto.

Debemos ser formados para ser grandes animadores para esos futuros lectores, ya que, es algo que se necesita ahora más que nunca, ante la oleada de juegos electrónicos, ordenadores y películas, que son, cada vez más, los juguetes preferidos de los niños.

Todo esto no se puede rechazar y negar ya que son herramientas muy útiles que siendo bien utilizadas supone un avance y una fuente de aprendizaje continuo. 



“Si no puedes con tu enemigo únete a él”.  Este saber popular tiene mucha razón y debemos hacerle caso. Si unimos literatura a lo que al niño le interesa actualmente, (ordenadores, game boy…) obtenemos un combinación muy interesante y quizá la clave a cómo volver a acercar al niño la literatura.

Un claro ejemplo lo encontramos en la siguiente página: http://www.educacontic.es/blog/actividades-tic-de-animacion-la-lectura

Lectura y nuevas tecnologías pueden ir de la mano y funcionar a la perfección.

¡Seamos maestros del futuro y no tengamos miedo a experimentar!

LITERATURA FOLCLÓRICA:

Qué sería de nuestra vida sin la historia. Nada ¿verdad?. Sería algo vacío, algo que no comprenderíamos, lleno de preguntas sin respuestas y de inquietudes.
Lo mismo ocurre con la literatura. Imaginad por un momento recibir el seis de enero del año dos mil doce, un libro como regalo de los “Reyes Magos”. Un libro especial, ya que es el primer libro que tienes en tu vida, el primer contacto con la literatura. ¿Que por qué es el primer contacto? Claro, porque no hay historia. Qué vacios estaríamos sin todos aquellos cuentos que nos leían nuestros padres, nuestros profesores, nuestros abuelos. ¿Os dais cuenta de lo importante que es la historia?. La historia nos llena de recuerdos, experiencias y conocimiento. ¡Cuánto hemos aprendido con la literatura tradicional!
Si nos paramos a pensar en esa literatura, la mayor parte de los cuentos que nos contaron de pequeños, tienen que ver con la literatura denominada folclórica (caperucita roja, la bella durmiente…), una literatura llena de enseñanzas y que todos sentimos muy nuestra por formar parte de nuestra infancia.

Y, ¿qué es la literatura folclórica?
La literatura folclórica es aquella que carece de autor. Se transmite de forma oral y es el resultado de saberes populares, historietas, vivencias y experiencias que van siendo modificadas por diferentes individuos a lo largo de la historia. No son, por tanto, literatura infantil y tampoco machista, ya que son el reflejo de épocas pasadas. Si analizamos esta literatura podemos comprobar, que en su gran mayoría sus protagonistas son mujeres con las ideas claras, avanzadas a su época y que toman importantes decisiones. Posteriormente se han hecho adaptaciones de esta literatura para niños que son las que la mayoría de nosotros conocemos por lo que tendemos a introducirla en el “cajón” de literatura infantil.

Importante es que hagamos distinción entre literatura folclórico y cuento folclórico. Evidentemente no es lo mismo por lo que no podemos confundir ambos términos.
Los cuentos folclóricos simplemente se refirieren a narraciones en prosa producto de adaptaciones, mientras que la literatura folclórica abarca los tres géneros literarios: poesía, prosa y teatro.

La poesía folclórica se fundamenta en lo absurdo. Además, guarda estrecha relación con el juego, las coplas para acompañar distintos momentos del año y de la vida de las personas.  La poesía de carácter amoroso dedicada a los adultos y las oraciones, normalmente de carácter pagano.
Destaca Pedro Cerrillo que realizó una comparación entre poesía folclórica y tradicional.  Además estableció una división dentro de la poesía folclórica infantil en función de la utilidad de la misma y del momento en el que ésta se utilizaba. Su clasificación es la siguiente: Nanas o canciones de cuna; Adivinanzas; Juegos mímicos; Canciones escenificadas; Oraciones; Trabalenguas; Burlas y fórmulas para echar a suertes. 


Los villancicos, los refranes, los conjuros y las canciones que se cantaban cada estación y momento clave de la vida de las personas, también son consideradas poesía folclórica infantil por Pedro Cerrillo.

Conocidos los principales rasgos de la poesía folclórica, llega el momento de centrarnos en el teatro. Como tal, no existe un teatro folclórico pero sí existen representaciones dramáticas de los cuentos. La temática que sigue este teatro es: representaciones religiosas, representaciones profanas (festivo y erótico/festivo) y representaciones de la lengua; este último muy típico en nuestro país. Los cómicos de lengua dedicaban representaciones a los niños; eran los denominados “títeres de cachiporra”.


Respecto a  la prosa folclórica, abarca las características mencionadas anteriormente. Destacan una serie de folcloristas que debemos conocer.
El primer folclorista fue Vladimir Propp. Fue un erudito ruso dedicado al análisis de los componentes básicos de los cuentos populares rusos para identificar sus elementos narrativos irreducibles más simples. Recogió gran variedad de textos folclóricos que dividió en cuatro bloques:
Mitos; cuentos de animales; cuentos de hadas o maravillosos y cuentos de fórmulas.



La clasificación que propuso Propp no fue, ni es la única. Destacan más folcloristas como Gianni Rodari o Sara Cone.
Gianni Rodari hizo la siguiente división: cuentos mágicos, bromas y anécdotas y cuentos de animales.
Sara Cone Bryant hizo un clasificación centrada en las edades: de 3 a 5 años; de 5 a 7; y de 7 a 12.

Como hemos señalado con anterioridad, las adaptaciones y la modificación son parte fundamental de este tipo de literatura, por lo que es necesario conocer a los principales recopiladores de  cuentos folclóricos.

Charles Perrault fue un gran recopilador del siglo XVIII, que no sólo recopiló las historias, sino que las adaptó para convertirlas en historias moralizantes, sin ser el autor de estas. 


Otros grandes recopiladores fueron: Jean-Marie Leprince de Beaumont, Armand Berquin y Hohn Newberry.

Centrándonos en España podemos hablar de Iriarte y Samaniego, dos grandes fabulistas. Iriarte escribió fábulas literarias y Samaniego fábulas moralizantes; ninguna de ellas iba dirigida al público infantil sino al adulto.

En los últimos años del Siglo XVIII, nacen en Alemania dos autores fundamentales: los hermanos Grimm. Estos desarrollarían su obra durante el Siglo XIX.
Jocob y Wilhelm Grimm, fueron recopiladores de historias alemanas, pero más tarde se convirtieron en adaptadores de esas historias para que fueran destinadas a niños. 


Probablemente de todos los autores mencionados son los más conocidos porque la mayoría de los cuentos que ellos adaptaron han llegado a la actualidad. ( La Cenicienta, Hänsel y Gretel, La Bella Durmiente, El Gato con Botas,  Pulgarcito…)

Otro recopilador y adaptador de esta época es Hans Christian Andersen. Fue considerado el autor más importante de este siglo, en cuanto a literatura folclórica se refiere.
Tuvo un gran reconocimiento en vida. Además de realizar fabulosas creaciones, se dedicó a recopilar historias folclóricas que adaptaba al público infantil. Los personajes de sus adaptaciones tienen una característica común: todos ellos tienen un defecto que les provoca inseguridad y tristeza y que les impide ser como el resto. Algunas de sus obras más importantes son: “El Patito Feo”, “El Soldadito de Plomo” y “La Sirenita”.


En España en este mismo siglo destacan: Fernán Caballero, el padre Coloma con su recopilación de libros moralizantes y la editorial Calleja, entre otros. Los textos de autor y la literatura folclórica tienen su nexo de unión en este punto.

Tras conocer un poco más profundamente la literatura folclórica me surge una pregunta: ¿Cómo hacer una buena adaptación de literatura folclórica?

En primer lugar, es fundamental seleccionar una versión fiable y de calidad. Siempre debemos respetar unos “momentos clave” que no podemos modificar. A estos “momentos” se los denomina “viaje iniciático”. ¿Y esto qué es? Pues, ni más ni menos, que una estructura en la cual el protagonista siempre parte del hogar, que representa la protección del niño y en un determinado momento decide abandonarlo; este momento suele coincidir con la adolescencia. Siempre pasa una serie de pruebas, y su superación supondrá avanzar hacia la madurez; hasta llegar a la edad adulta, representada de forma simbólica mediante la boda.
Si se modifica el “viaje iniciático” ya no se trataría de una adaptación sino de un cuento nuevo.


Una vez seleccionada la adaptación, el siguiente paso será decidir ¿cómo contamos los cuentos a nuestros alumnos?

El primer punto fundamental será que conozcamos a la perfección el cuento. ¡No se puede contar bien un cuento sin conocerlo!. El emisor debe mostrarse natural, como si los acontecimientos le estuviesen ocurriendo a él/ ella, y acompañar la narración con gestos, miradas, silencios, exclamaciones que consigan captar la atención del receptor.

El siguiente punto fundamental será plantearnos cómo vamos a contar el cuento. Si los niños van a participar en la historia, o simplemente van escuchar; si van a jugar con el cuento descubriendo partes; si vamos a contarlo en varias partes dejando “intrigas”, etc.


Por último y no por ello menos importante, será fundamental seleccionar un ambiente apropiado. Una iluminación apropiada; música de fondo que acompañe la narración; incorporación de elementos que introduzcan al niño dentro de la historia, que les permita relajarse, imaginar y pasar un buen rato sin perder la atención en ningún momento.

Conocida la teoría… ¡sólo nos falta poderla llevar a la práctica!