jueves, 29 de diciembre de 2011

UNA NUEVA EDUCACIÓN ES POSIBLE

Necesitamos en las aulas buenos maestros. Maestros que no tengan miedo a investigar, a experimentar, a divertirse con los niños, a saber introducir el juego en las clases.



La mayoría de nosotros hemos recibido una educación tradicional, donde el juego apenas se dejaba para días especiales como Navidades, vísperas de vacaciones de verano o Carnaval. La teoría era lo más importante, el silencio y la escucha activa lo más valorado por los profesores y sin embargo, el fracaso escolar ha invadido nuestro país con más fuerza que nunca. ¿Algo falla verdad? Pues, arriesguemos, busquemos la novedad, averigüemos que les gusta a los niños, ofrezcámosles una educación interesante, amena, que resuelva sus dudas e inquietudes.


Uno de los grandes problemas que hemos encontrado en los últimos años, ha sido la falta de motivación que muestran los niños y adolescentes, en especial hacia el área de Lengua Castellana y Literatura y Matemáticas. Si hay tanto fracaso y tanta falta de interés ¿no nos tendríamos que plantear que el problema no es suyo, sino de profesores o métodos de enseñanza?

Cuántas veces hemos escuchado: “a mi hijo no le gusta leer” “no paran de ver la televisión y los libros de adorno”.



Estas frases inundan las casas de familias españolas. Sí, admitámoslo, a la mayoría de los niños no les gusta leer y no es su culpa. Desde pequeños han sido obligados a leer libros que ni siquiera han escogido ellos, libros que no entendían, libros que tenían que leer en un periodo de tiempo determinado y tras esa lectura casi angustiosa, les esperaba un difícil examen, esa era la única recompensa que obtenían tras leer el libro. ¿Os gustaría leer un libro bajo esas condiciones? 
A mí personalmente me horrorizaría. Creo que la lectura de esta forma pierde toda su magia y poco a poco hace que el niño no soporte los libros y opte por otras herramientas de ocio, en sus ratos libres.


Por tanto, descubrir nuevos métodos que animen a los más pequeños a leer, a soñar, a imaginar y a descubrir nuevos mundos, me parece algo precioso y que sin duda aplicaré el mismo día que pise un aula.

Yo odiaba la lectura y al salir del colegio, descubrí un verano, lo bonito y divertido que era abrir un libro y aprender, descubrir lugares, historias interesantes y sobre todo imaginar, e imaginar lo que a mí más me gustaba, sin que nadie pudiese interferir en esos pensamientos. 

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