LITERATURA FOLCLÓRICA:
Qué sería de nuestra vida sin la historia. Nada ¿verdad?. Sería algo vacío, algo que no comprenderíamos, lleno de preguntas sin respuestas y de inquietudes.
Lo mismo ocurre con la literatura. Imaginad por un momento recibir el seis de enero del año dos mil doce, un libro como regalo de los “Reyes Magos”. Un libro especial, ya que es el primer libro que tienes en tu vida, el primer contacto con la literatura. ¿Que por qué es el primer contacto? Claro, porque no hay historia. Qué vacios estaríamos sin todos aquellos cuentos que nos leían nuestros padres, nuestros profesores, nuestros abuelos. ¿Os dais cuenta de lo importante que es la historia?. La historia nos llena de recuerdos, experiencias y conocimiento. ¡Cuánto hemos aprendido con la literatura tradicional!
Si nos paramos a pensar en esa literatura, la mayor parte de los cuentos que nos contaron de pequeños, tienen que ver con la literatura denominada folclórica (caperucita roja, la bella durmiente…), una literatura llena de enseñanzas y que todos sentimos muy nuestra por formar parte de nuestra infancia.
Y, ¿qué es la literatura folclórica?
La literatura folclórica es aquella que carece de autor. Se transmite de forma oral y es el resultado de saberes populares, historietas, vivencias y experiencias que van siendo modificadas por diferentes individuos a lo largo de la historia. No son, por tanto, literatura infantil y tampoco machista, ya que son el reflejo de épocas pasadas. Si analizamos esta literatura podemos comprobar, que en su gran mayoría sus protagonistas son mujeres con las ideas claras, avanzadas a su época y que toman importantes decisiones. Posteriormente se han hecho adaptaciones de esta literatura para niños que son las que la mayoría de nosotros conocemos por lo que tendemos a introducirla en el “cajón” de literatura infantil.
Importante es que hagamos distinción entre literatura folclórico y cuento folclórico. Evidentemente no es lo mismo por lo que no podemos confundir ambos términos.
Los cuentos folclóricos simplemente se refirieren a narraciones en prosa producto de adaptaciones, mientras que la literatura folclórica abarca los tres géneros literarios: poesía, prosa y teatro.
La poesía folclórica se fundamenta en lo absurdo. Además, guarda estrecha relación con el juego, las coplas para acompañar distintos momentos del año y de la vida de las personas. La poesía de carácter amoroso dedicada a los adultos y las oraciones, normalmente de carácter pagano.
Destaca Pedro Cerrillo que realizó una comparación entre poesía folclórica y tradicional. Además estableció una división dentro de la poesía folclórica infantil en función de la utilidad de la misma y del momento en el que ésta se utilizaba. Su clasificación es la siguiente: Nanas o canciones de cuna; Adivinanzas; Juegos mímicos; Canciones escenificadas; Oraciones; Trabalenguas; Burlas y fórmulas para echar a suertes.
Los villancicos, los refranes, los conjuros y las canciones que se cantaban cada estación y momento clave de la vida de las personas, también son consideradas poesía folclórica infantil por Pedro Cerrillo.
Conocidos los principales rasgos de la poesía folclórica, llega el momento de centrarnos en el teatro. Como tal, no existe un teatro folclórico pero sí existen representaciones dramáticas de los cuentos. La temática que sigue este teatro es: representaciones religiosas, representaciones profanas (festivo y erótico/festivo) y representaciones de la lengua; este último muy típico en nuestro país. Los cómicos de lengua dedicaban representaciones a los niños; eran los denominados “títeres de cachiporra”.
Respecto a la prosa folclórica, abarca las características mencionadas anteriormente. Destacan una serie de folcloristas que debemos conocer.
El primer folclorista fue Vladimir Propp. Fue un erudito ruso dedicado al análisis de los componentes básicos de los cuentos populares rusos para identificar sus elementos narrativos irreducibles más simples. Recogió gran variedad de textos folclóricos que dividió en cuatro bloques:
Mitos; cuentos de animales; cuentos de hadas o maravillosos y cuentos de fórmulas.
La clasificación que propuso Propp no fue, ni es la única. Destacan más folcloristas como Gianni Rodari o Sara Cone.
Gianni Rodari hizo la siguiente división: cuentos mágicos, bromas y anécdotas y cuentos de animales.
Sara Cone Bryant hizo un clasificación centrada en las edades: de 3 a 5 años; de 5 a 7; y de 7 a 12.
Como hemos señalado con anterioridad, las adaptaciones y la modificación son parte fundamental de este tipo de literatura, por lo que es necesario conocer a los principales recopiladores de cuentos folclóricos.
Charles Perrault fue un gran recopilador del siglo XVIII, que no sólo recopiló las historias, sino que las adaptó para convertirlas en historias moralizantes, sin ser el autor de estas.
Otros grandes recopiladores fueron: Jean-Marie Leprince de Beaumont, Armand Berquin y Hohn Newberry.
Centrándonos en España podemos hablar de Iriarte y Samaniego, dos grandes fabulistas. Iriarte escribió fábulas literarias y Samaniego fábulas moralizantes; ninguna de ellas iba dirigida al público infantil sino al adulto.
En los últimos años del Siglo XVIII, nacen en Alemania dos autores fundamentales: los hermanos Grimm. Estos desarrollarían su obra durante el Siglo XIX.
Jocob y Wilhelm Grimm, fueron recopiladores de historias alemanas, pero más tarde se convirtieron en adaptadores de esas historias para que fueran destinadas a niños.
Jocob y Wilhelm Grimm, fueron recopiladores de historias alemanas, pero más tarde se convirtieron en adaptadores de esas historias para que fueran destinadas a niños.
Probablemente de todos los autores mencionados son los más conocidos porque la mayoría de los cuentos que ellos adaptaron han llegado a la actualidad. ( La Cenicienta, Hänsel y Gretel, La Bella Durmiente, El Gato con Botas, Pulgarcito…)
Otro recopilador y adaptador de esta época es Hans Christian Andersen. Fue considerado el autor más importante de este siglo, en cuanto a literatura folclórica se refiere.
Tuvo un gran reconocimiento en vida. Además de realizar fabulosas creaciones, se dedicó a recopilar historias folclóricas que adaptaba al público infantil. Los personajes de sus adaptaciones tienen una característica común: todos ellos tienen un defecto que les provoca inseguridad y tristeza y que les impide ser como el resto. Algunas de sus obras más importantes son: “El Patito Feo”, “El Soldadito de Plomo” y “La Sirenita”.
En España en este mismo siglo destacan: Fernán Caballero, el padre Coloma con su recopilación de libros moralizantes y la editorial Calleja, entre otros. Los textos de autor y la literatura folclórica tienen su nexo de unión en este punto.
Tras conocer un poco más profundamente la literatura folclórica me surge una pregunta: ¿Cómo hacer una buena adaptación de literatura folclórica?
En primer lugar, es fundamental seleccionar una versión fiable y de calidad. Siempre debemos respetar unos “momentos clave” que no podemos modificar. A estos “momentos” se los denomina “viaje iniciático”. ¿Y esto qué es? Pues, ni más ni menos, que una estructura en la cual el protagonista siempre parte del hogar, que representa la protección del niño y en un determinado momento decide abandonarlo; este momento suele coincidir con la adolescencia. Siempre pasa una serie de pruebas, y su superación supondrá avanzar hacia la madurez; hasta llegar a la edad adulta, representada de forma simbólica mediante la boda.
Si se modifica el “viaje iniciático” ya no se trataría de una adaptación sino de un cuento nuevo.
Una vez seleccionada la adaptación, el siguiente paso será decidir ¿cómo contamos los cuentos a nuestros alumnos?
El primer punto fundamental será que conozcamos a la perfección el cuento. ¡No se puede contar bien un cuento sin conocerlo!. El emisor debe mostrarse natural, como si los acontecimientos le estuviesen ocurriendo a él/ ella, y acompañar la narración con gestos, miradas, silencios, exclamaciones que consigan captar la atención del receptor.
El siguiente punto fundamental será plantearnos cómo vamos a contar el cuento. Si los niños van a participar en la historia, o simplemente van escuchar; si van a jugar con el cuento descubriendo partes; si vamos a contarlo en varias partes dejando “intrigas”, etc.
Por último y no por ello menos importante, será fundamental seleccionar un ambiente apropiado. Una iluminación apropiada; música de fondo que acompañe la narración; incorporación de elementos que introduzcan al niño dentro de la historia, que les permita relajarse, imaginar y pasar un buen rato sin perder la atención en ningún momento.
Conocida la teoría… ¡sólo nos falta poderla llevar a la práctica!
Bien. Te faltan las referencias bibliográficas, hablar de la poesía y el teatro y completar la información sobre las clasificaciones de la prosa (explicar qué es eso de cuentos de animales, mitos, etc...)
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